En Barcelona, los gitanos de la Calle de la Cera, en el barrio del Portal (la parte del Raval cercana a Sant Antoni), cuentan que la rumba catalana empezó en los años 40, con un gitano flamenco, el Orelles, que tocaba la guitarra y cantaba en las juergas del barrio. Otro gitano, el Toqui, solía actuar en las bodas gitanas, e inventó una forma de tocar la guitarra que combinaba ritmo, melodía y percusión. Otros dicen que fue el Onclo Polla u Onclo González quién dio con esta fórmula mágica, y que se la enseñó a su hijo, el Pescaílla (alias Antonio González Batista), y de allí a Peret (Pere Pubill Calaf), que acelera los ritmos, va sólo un paso. Un paso que se convierte en la primera explosión popular.Peret cuenta que cuando era joven iba a la sala de fiestas Rialto, a bailar los mambos de Pérez Prado, vestido de rockero: para él, la mezcla de música cubana y de rock es fundamental en la creación de la rumba catalana.
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